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[CotF] Cap. 1 ~ La ira del bosque

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Theedgeofart's avatar
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Una flecha. Era la única que me quedaba de todas las que me había traído para cazar. Necesitaba coger la suficiente comida para poder ocultarme nuevamente en lo profundo del bosque. Desde que tenía memoria, siempre había vivido allí. No conocía a mi familia, por eso me consideraba hija del bosque. Justo en frente estaba un pequeño conejo que podría ser mi próxima presa. Pero era demasiado pequeño. Era mejor esperar a encontrar otro animal o sino, reservar la flecha. Ya había cogido algunas frutas de las ramas más altas de los árboles, las cuales eran las mejores que se podían encontrar, y todavía tenía algo de carne de la última vez que había salido en busca de comida, así que podría aguantar hasta la próxima vez que pudiese salir a obtener más recursos. Los tiempos cada vez parecían más difíciles, o al menos eso era lo que podía escuchar a la gente que pasaba por el camino del bosque para llegar a la ciudad. La gente se estaba quedando sin sus casas por culpa de los altos impuestos y el rey cada vez tenía al pueblo más en su contra. Si nada lo evitaba, pronto una guerra comenzaría en las tierras de Nosaki. En el bosque seguiría a salvo, pues casi nadie visitaba la zona frondosa en la que estaba. Era una zona cálida y con poca lluvia, por lo que mi vida era bastante sencilla excepto en las épocas de hibernación, en las que no era posible cazar una gran cantidad de animales y tampoco podía recolectar fruta pues aún no estaba madura. Pero aun así había logrado sobrevivir durante 16 años, y cada vez era más autosuficiente. Mientras me giraba, el conejo escapaba y se ocultaba entre los arbustos más cercanos. Comencé a escuchar ruidos en la lejanía. Tenía que irme rápido y ocultarme en mi cueva para que nadie me descubriese, así que comencé a correr intentando no golpear ninguna rama o pisar algo que pudiese hacer ruido. Coloqué el arco en mi hombro para tener las manos libres por cualquier cosa que pudiese suceder. En escasos cinco minutos ya había llegado a la entrada a la cueva, la cual era de difícil acceso. Primero tenía que atravesar una grieta de la pared de la montaña y después de eso debía continuar por el túnel al que esta llevaba, hasta que finalmente llegase a la entrada. Dentro no tenía muchas comodidades pues había aprendido a vivir en armonía con la naturaleza desde muy joven, y ahora ya no necesitaba de casi nada que no proviniese de ella para poder vivir.


Un rato más tarde comenzó a llover. Todavía no me terminaba de acostumbrar a la lluvia, porque en todos mis años habitando allí aún no había llovido en más de 20 ocasiones, por lo que era algo difícil de ver. Aunque, en esas ocasiones, el bosque se volvía precioso. El agua que caía mantenía el ambiente fresco, y las plantas florecían más verdes de lo que ya eran cuando no caía agua. Era algo asombroso poder apreciar la belleza de estas tierras, pero era una pena que casi nadie supiese de su existencia. Desde mi cueva tampoco podía ver la lluvia, o sentirla, excepto por las pequeñas gotas que se colaban a través de las paredes de mi hogar. Las gotas significaban que el agua se estaba filtrando a través de las paredes, y eso significaba que el agua debería caer con mucha fuerza. Quizás era bueno aprovechar para recoger algo de agua sin tener que caminar muy lejos, así que tomé el cubo de madera que tenía en casa y me dispuse a caminar hacia el exterior de la grieta. Al salir, comencé a escuchar a varias personas hablando. Me oculté lo mejor que pude para tratar de escuchar lo que decían.


-Con esta lluvia todos los animales están escondidos, será mejor irse ya y volver a venir a cazar otro día.

-Prometimos volver con alguna captura, pero supongo que lo entenderán.

-¿El rey se va a preocupar por lo que hagamos nosotros? No creo. Su única intención es enfadar al pueblo, si no es terminando con la vida animal del bosque será de otra forma.



¿Enfadar al pueblo? ¿Más todavía de lo que ya lo había hecho? No entendía sus planes, pero la población no aguantaría mucho más. Coloqué bien el cubo escondido entre unas piedras para que pasase desapercibido y me giré, para ir de vuelta a la cueva. Miré al suelo. Había un charco, en el que me podía ver reflejada perfectamente. Era en estas ocasiones en las únicas en las que me podía ver, pues carecía de cualquier comodidad que me permitiese ver mi reflejo. Mis castaños cabellos estaban empapados, y caían sobre mis hombros como si de un sauce llorón se tratase. Mis ojos verdes destacaban en lo oscuro de mi cabello. Estos caían hasta la cintura, pues nunca me había llegado a cortar el pelo, y ya me había acostumbrado. Estaba algo enredado, aunque era normal ya que tampoco me lo lavaba mucho. Mi tez era oscura, principalmente por la suciedad que siempre cubría mi cuerpo. Pero cuando me aseaba mi aspecto cambiaba completamente. Peinaba mi pelo en una larga coleta en lugar de dejarlo libre, limpiaba mi cara, y el conjunto parecía algo delicado. Parecía una chica frágil, con muchos miedos, lo que realmente era. Cuando estaba sucia no se podía apreciar apenas, parecía bastante más ruda. Yo misma había notado ese cambio que estaba seguro que todos podían notar. La idea del plan del rey seguía rondando por mi cabeza. No sabía qué pretendía hacer enfadando a la población. ¿Acaso quería morir a manos del pueblo? Si esa era su intención, pronto lo conseguiría. La tarde estaba comenzando a terminar, y el sol comenzaba a desaparecer. Los pájaros se posaban en las copas de los árboles y comenzaban a dormirse. Era hora de descansar. La lluvia había cesado hace ya unos minutos, así que la noche sería muy tranquila. Entré una vez más y me preparé para dormir, me tumbé en el montón de hojas que tenía preparado para dormir. Mis ojos comenzaron a cerrarse y en pocos minutos estaba dormida.


Corría y corría pero no podía escapar de él. Parecía que estaba corriendo en círculos, él siempre iba pisándome los talones. Tropecé con las raíces de un árbol y me caí, quedando completamente desprotegida. Estaba a punto de golpearme, iba a ser mi fin y no había podido hacer nada para evitarlo. Mi respiración estaba acelerándose cada vez más, y justo en el momento en que me iba a golpear, cerré los ojos.
Desperté asustada, en el mismo lugar en el que me había quedado dormida. Nada había cambiado. Pese a saber que estaba bien, no fui capaz de volver a dormir en toda la noche. Las dudas sobre lo escuchado a esas dos voces seguía invadiendo mi cabeza, y el miedo de lo que pudiese pasar con los animales del bosque me estaba preocupando demasiado. Pero, era normal. Al fin y al cabo, el bosque era mi casa y mi familia, y aunque yo me aprovechase de algunos animales era por necesidad. Mi estómago parecía notar que ya habían pasado muchas horas desde la última vez que había comido, y empezó a rugir de forma incontrolable. Tomé una pieza de fruta para satisfacer mi hambre. De dos bocados terminé de almorzar y me preparé para la jornada. Justo era el día en que los comerciantes atravesaban el camino principal para llegar a la ciudad. Todos los grandes comerciantes de Nosaki visitaban al menos una vez al mes la ciudad de Ichi. Ichi era la capital del reino, y allí era donde estaba la residencia del rey, era un lugar próspero.  Y esa era mi oportunidad de obtener flechas y otras armas, tenía que aprovechar y robárselas a los comerciantes. Así que salí de la grieta, y continué caminando hasta que llegué a la zona con los árboles más frondosos. Comencé a escalar el tronco de uno de ellos, hasta que llegué a la zona donde las ramas de todos los árboles se encontraban y por lo tanto, servían de escondite. El camino estaba justo debajo, así que desde esa posición podría ver a cualquier persona que atravesase el camino. El tiempo pasaba pero nadie parecía atravesar el camino. Hasta que finalmente pude escuchar el ruido de un carro. La gente de estas tierras era humilde, y se ganaba la vida como podía, por lo que la mayoría tiraba de sus propios carros. Aunque, distinguía la voz de un chico y una chica, así que dos personas debían ir tirando de este carro. Me asomé entre las hojas pero vi que mi teoría era errónea. Eran dos caminantes que iban conversando tranquilamente.


-No puedo creer que al rey siga sin importarle lo que el pueblo piense. –decía el chico de pelo claro con tono intranquilo.

-¿Has oído lo que dicen? Ayer por la noche un grupo de unos 10 hombres intentó asaltar el castillo para hacer entrar al rey en razón, aunque lo único que consiguieron fue volver a casa llenos de heridas causadas por la guardia del rey.

-Al menos pudieron regresar a casa, ahora el rey habrá conseguido asustar a la población y con esto evitará que vuelvan a quejarse por un tiempo.

-Bueno, nosotros estaremos poco tiempo en la ciudad. Si nos apuramos no necesitaremos ni quedarnos allí a pasar la noche, hay un pequeño pueblo al norte de Ichi donde podremos quedarnos a descansar.

-De acuerdo, y una vez logremos llegar a la frontera podremos estar tranquilos, allí el futuro de nuestro pequeño estará asegurado, cariño, déjalo en mis manos.



Malas noticias. Parecía que las revueltas ya habían comenzado, y la gente estaba empezando a irse del país. La situación me asustaba cada vez más. Si el rey seguía con sus planes, eso significaba que lo que había escuchado el día anterior por parte de los dos hombres que estaban en el bosque podría cumplirse, y por lo tanto el bosque corría serios problemas. Volví a esconderme para esperar a que alguien más cruzase el camino, pero fue en vano, pues nadie más volvió a pasar en todo el día por ese camino. Parecía que todo lo que estaba sucediendo comenzaba a afectar seriamente al comercio. Por la posición del sol supuse que ya era demasiado tarde y no me convenía esperar demasiado tiempo a que alguien más pasase, así que decidí regresar. Tardé poco en llegar a la cueva. Decidí no comer nada para tratar de aguantar el mayor tiempo posible con las reservas que tenía. Esperaba no tener pesadillas esta noche, era muy molesto sentir tu muerte tan cerca cuando realmente estaba dormida en mi cueva. Cerré los ojos, el día para mí había llegado a su fin.

Desperté en mitad de la noche aterrada por un olor. El olor a quemado llegaba hasta dentro de mi cueva. ¿Estaría ocurriendo lo que tanto temía? El simple hecho de imaginarlo me hacía temblar. No tomé nada de dentro, simplemente salí corriendo a descubrir qué estaba sucediendo. Al salir de la grieta, mis ojos se inundaron de lágrimas. Efectivamente, el bosque estaba ardiendo. Todo estaba lleno de llamas, los animales huían despavoridos, y yo estaba inmóvil ante tal imagen. No podía reaccionar, estaba viendo cómo mi casa era destruida ante mis propios ojos sin que yo pudiese hacer algo por evitarlo. Quemando el bosque no solo acababa con la vida del bosque, sino que también estaba quemando mis recuerdos, y acabando con una gran parte de mi vida. Una de mis lágrimas cayó al suelo. Esta vez, el rey había conseguido lo que quería. No tenía nada que perder, así que le haría pagar por lo que me estaba causando. No pararía hasta acabar con él.
Bueno, pues subo aquí el primer capítulo de mi fic. Voy a tratar de traducirlo pronto por si alguien que no sea español lo quiere leer, espero pronto poder traer también otro capítulo, tengo dos más escritos, pero quiero seguir escribiendo antes de seguir.

También pronto haré referencias de los personajes.

Ideas y personajes (c) :icontheedgeofart:
Child of the Forest (c) :icontheedgeofart:
Comments3
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V-Ada12's avatar
Esta bastante bien,la verdad.Suena interesante y me encanta tu forma de escribir :iconomgsocuteplz: Siento haberlo leido tarde,normalmente comento las deviaciones en el movil y leer en el es bastante incomodo :iconcraiplz: 
Me gusta la pinta que tiene el fic.No dudes que si lo continuas lo seguire de cerca :3 ,la chica me recuerda a Katniss everdeen de alguna manera,tal vez sea por la manera en la que narras la historia,pero me gusta.Esta bastante bien enhorabuena,y espero leer pronto el siguiente para saber que va a hacer ahora que el bosque esta en llamas