La noche fue muy tranquila. No me desperté ninguna vez a causa de esos extraños sueños. Cuando desperté, ya había noticias de Shita. Nos había hecho llegar una carta a través de uno de los guardias reales. El rey ahora necesitaba gente que atendiese las veinticuatro horas del día a su mujer, y en un futuro, a su hija, por lo que había aprovechado el acto para reclutar esas nuevas criadas. Haru parecía muy enfadado, cada vez sentía que nuestro interés común por acabar con el rey estaba aumentando. Shita era ya algo mayor, por lo que probablemente si intentaba escapar, no lo logra
Deseo navideño
Eran vísperas de Navidad y toda la familia se había reunido para unas fechas tan especiales. Desde que había crecido, cada vez estaba menos ilusionada con esta época del año, hasta el punto de llegar a odiarlas. No me gustaba estar con la familia, pues nadie me aceptaba por como era, y parecían incómodos con mi presencia. Nunca había llegado a saber qué era lo que no les gustaba de mí. Algunos parecían despreciarme simplemente por mi imagen. Otros, parecían despreciarme por como era. Aunque, esos eran pocos, ya que casi nadie se había atrevido a conocerme. E
Si hubiese existido una sola posibilidad de parar el fuego, ésa hubiese sido con mis lágrimas, las cuales fluían de forma descontrolada. No fui lo suficientemente fuerte como para lograr reaccionar, y sólo pude ver cómo se consumía ante mis ojos. Había perdido mi casa, pero no ganaba nada quedándome ahí a llorar. Tenía que armarme de valor y enfrentar lo que me deparase el futuro, así que me sequé las lágrimas de los ojos, erguí mi espalda, y comencé a avanzar hacia la ciudad. El camino hasta ella fue algo duro, pues no podía evitar ese sentimiento de tristeza que